Cada día se publican millones de horas de video. En medio de esa avalancha, el mayor reto es evitar que tu contenido sea ignorado o, peor aún, que aburra. Un video sin una buena historia, un concepto potente o una ejecución impecable es una oportunidad perdida para conectar.
Muchas empresas invierten en producción audiovisual sin un plan claro sobre su propósito o distribución. El resultado es una pieza visualmente atractiva pero que no cumple ningún objetivo de negocio. El verdadero desafío es asegurar que cada segundo de video trabaje para tu marca y justifique la inversión.